El Llano en llamas es el título de una recopilación de cuentos del escritor mexicano Juan Rulfo. Fue la primera publicación del escritor en 1953 pero se había publicado anteriormente en la revista América, 1950.

En su primera edición, de 1953, publicada en México, D. F. por el Fondo de Cultura Económica, estaba compuesto por quince relatos, algunos de ellos publicados en las revistas Panamérica y otros inéditos, escritos con el apoyo económico de la beca de la Fundación Rockefeller en México y el Centro Mexicano de Escritores.3 La primera edición se terminó de imprimir el 18 de septiembre de 1953 en los talleres de Gráfica Panamericana, establecida en la ciudad de México con un tiraje de 2,000 ejemplares. La cubierta de esa edición prínceps ostenta un grabado de Elvira Gascón.

A partir de 1972, fecha de la cuarta edición corregida y aumentada, se incluyen dos cuentos más; El día del derrumbe y La herencia de Matilde Arcángel, haciendo un total de diecisiete relatos que conforman la versión definitiva: La segunda edición fue publicada en 1955 y la tercera, en 1959.

Varios de los relatos se desarrollan en el poblado de Comala, ubicada en el estado de Colima, México, Aunque su inspiración sea aquel pueblo de San Gabriel, Jalisco escenario también de su novela Pedro Páramo, publicada dos años después que El Llano en llamas. El paisaje es siempre seco y árido, y en él vive gente solitaria, silenciosa y miserable, campesinos mexicanos que sobreviven sin esperanza tras el fracaso de la Revolución mexicana.

Algunos de los cuentos se sitúan históricamente en la época de la Revolución de 1910 y la Guerra Cristera, como El Llano en llamas y La noche que lo dejaron solo, o en el período inmediatamente posterior a estas, como Paso del Norte, que trata de la emigración de los campesinos mexicanos a Estados Unidos huyendo de la miseria, o Nos han dado la tierra, sobre las consecuencias de la Reforma Agraria.

Esta obra se clasifica dentro del realismo mágico. Otra de sus características importantes es el uso del lenguaje popular y la narración en su mayor parte, en la voz de los personajes.

Originalmente, la obra se iba a titular Los cuentos del Tío Celerino, como homenaje o reconocimiento de Rulfo a un tío suyo, llamado así, y de quien escuchaba muchas historias durante sus recorridos por diferentes poblaciones.

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