Vienen huyendo de la guerra. Solicitan apoyo.

Un centenar de migrantes centroamericanos que viajaron en una caravana que desató el enojo del presidente estadounidense Donald Trump llegó ayer a la frontera de México con Estados Unidos, la mayoría de ellos dispuestos a pedir asilo humanitario en el país del Norte.

Hombres, mujeres y niños llegaron a Mexicali a bordo de dos autobuses, tras un largo viaje que inició el 25 de marzo en Tapachula, en la frontera con Guatemala, como parte del llamado Viacrucis Migrante y que se inició con más de mil personas sin papeles.

“Los que llegan a la frontera van a pedir asilo en Estados Unidos”, dijo Irineo Mujica, director de Pueblo sin Fronteras, organizador de esta caravana que se realiza desde 2010 para visibilizar el drama de los migrantes a su paso por México.

Los migrantes que llegaron a Mexicali iniciaron su camino hacia Tijuana, fronteriza con San Diego, y en las próximas horas se espera que otros tres autobuses con centroamericanos de la caravana arriben a la frontera.

Amnistía Internacional (AI) recomendó a México y Estados Unidos “dejar de demonizar” a los miembros de la caravana migrante y respetar su derecho a solicitar asilo: “Pedir asilo no es un delito ni en Estados Unidos ni en ningún país”, advirtió Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de AI.

Agregó que los esfuerzos de las autoridades estadpunidenses por “empañar” la imagen de los solicitantes de asilo calificándoles de delincuentes “son cínicas mentiras que suenan huecas”.