Cuetes, sombreros, tequila adornan nuestras fiestas patrias. La euforia impregna a todos y cada uno de los mexicanos. Pero, ¿en realidad tenemos algo que festejar?

En 1492 llegaron los españoles a America. Destruyeron nuestros templos, nuestras escuelas, nuestras ciudades. Masacraron 90% de nuestros antepasados a punta de espada y con el fuego de arcabuz, nuestras mujeres violadas y sus hijos esclavizado por 3 siglos, expuesto a las mas grandes infamias jamas perpetuadas por la raza humana.

En 1810 nuestros abuelos luego de 300 años de lucha, lograron en parte quitarse el yugo de el genocida español, en parte, porque el cáncer cultural que nos trajeron los invasores, sigue y sigue cobrando tributos a la corona.

La guerra de independencia no fue un paseo dominical, le costo a nuestro pais 30% de su población, mas de 10 millones de mexicanos murieron para zafarse del yugo opresor.

Mas el opresor nunca se marcho, luego de nuestra primera independencia, le siguieron 100 años de guerras en donde México perdio 80% de su territorio al gachupin opresor.

Este 15 de septiembre no hay nada que celebrar porque los ríos de sangre todavía corren por nuestras calles. Porque los genocidas no han sido castigados ni el daño a nuestra gente ha sido reparado.

Desde la llegada de los españoles asesinos, México ha perdido mas de 300 millones de mexicanos. Esto mientras que los gachupines genocidas siguen siendo dueños de nuestras tierras y nosotros seguimos siendo esclavos.

Nunca lo olviden. El 15 de septiembre, no tenemos nada que celebrar, tenemos que guardar silencio en honor a nuestros abuelos caídos.